Retratos Louis

Mi pasión se convirtió en mi profesión y conseguí el trabajo de mis sueños.

Mi pasión por las motos comenzó a los 15 años, cuando el carné de ciclomotor me abrió el camino a la independencia: podía ir del pueblo a la ciudad por mi cuenta y pasármelo bien. Desde el ciclomotor, pasando por mi querido scooter, hasta mi primera moto de 125 cc. Hasta que me saqué el carné de moto "de verdad", mis amigos siempre me dejaban ir de pasajera, mejor que nada en aquel entonces. ;-)

En el pueblo, la gente compraba la ropa en el concesionario de motos local. Louis llegó a mi vida cuando me mudé a la gran ciudad, y fue amor a primera vista. Cuando entré en la tienda por primera vez, compré y salí, lo tenía claro: "ES GENIAL, ¡te encantaría trabajar aquí!". En 2009, conseguí convertir mi afición en profesión y, tras 10 años gestionando tiendas, ahora puedo transmitir a mis compañeros toda mi experiencia y mi pasión por la afición y la profesión. Ayudar a otras personas y enseñarles algo ya era entretenido para mí como directora de tienda, y sabía que el trabajo como "formadora de la academia Louis" era mi vocación.

En mi tiempo libre, por supuesto, todo gira alrededor de las motos. Actualmente conduzco una MT 09, mi moto de carretera y aventura. Cambié la chopper (Suzuki Intruder 1400 VS) por una GSX R 750, que ahora uso en los circuitos.

Imagen: ©Patricia

Me llamo Björn y llevo 20 años en el departamento de publicidad de Louis.

Soy motorista de corazón, puesto que conduzco una moto desde que cumplí los 18.

Además de la moto, ahora llevo a mi mujer, dos hijos y un perro en el corazón. Por lo tanto, el tiempo que paso en la moto lo disfruto mucho. Lo mejor es que sigo en el mundo de las motos todos los días y, por lo tanto, no se puede considerar realmente trabajo, tal vez "ocio extra" es más apropiado. Y cada año, mi momento personal favorito en relación con las motos es un viaje en moto que organizo con mis amigos de toda la vida por una región bonita de Europa. Hasta ahora, hemos estado en Escocia, la mayoría de los países alpinos, los Pirineos, Noruega y Dinamarca y en algún otro sitio más. Estoy muy feliz de que mi familia también participe.

Mi currículo motero: Empecé con una EN 500 de 34 CV. Suena mucho peor de lo que es; en aquel entonces era superdivertida. Después tuve una  XJR1300, una moto genial que finalmente cascó tras dos accidentes, y le siguió una Harley Wide Glide, un sueño desde que era un enano. Sin embargo, la conducción resultó bastante diferente de lo que había imaginado y la vendí. Luego me recuperé de la dinámica de conducción con una Triumph Speed Triple durante unos años y en la actualidad conduzco una BMW GS1200. Antes no lo hubiese dicho, pero la moto es muy entretenida para las rutas que hago.

Imagen: ©Björn

Todo empezó con mi primer ciclomotor (un Puch Maxi S), con el que iba al trabajo por la noche, nevara o lloviese. Este vehículo hizo que me enganchara a las dos ruedas. Más tarde, me saqué el carné de moto a escondidas y, tras aprobar el examen, me volví loca debajo del casco. A mi madre, curiosamente, no le hizo tanta gracia.

Desde entonces, he estado enganchado a las dos ruedas. Me encantan tanto las carreteras nacionales, como los terrenos embarrados, los circuitos serpenteantes, los viajes de aventura alocados y tunear la moto de cualquier forma. Siempre me ha interesado todo lo relacionado con la moto y me gusta probarlo todo. Ir en moto de enduro por Portugal o Rumanía, asistir a quedadas de moteros con los colegas, viajar a Noruega en invierno o en participar varias veces en la carrera del puerto pesquero de Bremerhaven: lo he hecho. Ir a casi todas mis vacaciones en moto era algo prácticamente natural. También pude cumplir uno de los sueños de mi vida: en 2015 pasé con mi BMW F 800 GS varios meses en Australia. No pude evitar realizar constantes cambios en el equipo, en la ropa y, por supuesto, en las motos. No soy mecánico de profesión, pero he aprendido de forma autodidacta a lo largo de los años. La academia de Louis también me ha ayudado mucho a ese respecto. Y así, a una moto le siguió otra. La lista actual está así: la Honda Hawk NT 650 GT (mi viejo amor desde 1991), la KTM 1290 Super Duke R Spezial Edition (mi nuevo amor), la Suzuki DRZ 400 S (para viajar), la Suzuki DRZ 400 E (para el campo), la Zündapp ZD 10 (heredada).

De alguna forma, fue inevitable que acabara en Louis, en Kiel, y que pudiera así convertir mi afición en mi profesión. Y aquí llevo desde 1998. ¡Cómo pasa el tiempo! El trabajo era y es interesante y entretenido. El mercado no para de reciclarse con novedades. El enorme catálogo en papel fue reemplazado por la variante de Internet, más actual y rápida. Los modernos sistemas de comunicación para el conductor y la rápida electrónica de la moto son ya casi un requisito en todo el mundo. Y, probablemente, en breve toda la moto se podrá controlar a través del móvil. Ya existe la BMW que conduce sola, sin necesidad de maniobrar. Así que como empleado, tengo que estar al día. Pero, sobre todo, los clientes se encargan de que nunca nos aburramos. Descubres constantemente un amplio abanico de personalidades. El clásico motero con vaqueros está cada vez más en peligro de extinción. No obstante, están representados todos los grupos de clientes, desde los conductores de scooters y pilotos deportivos hasta los propietarios de Goldwing totalmente equipada, desde los principiantes hasta los veteranos. También es evidente que hay cada vez más mujeres detrás del manillar. Durante mucho tiempo parecía que los jóvenes no se interesaban por las motos, pero la tendencia está cambiando y cada vez veo más jóvenes con casco por la tienda. Y con las nuevas motos eléctricas, tiene pinta de que el mundillo va a seguir siendo apasionante y variado.

Imagen: ©Hinrich ©Kirsten Täuber ©Helen Lloyd

A los 16 años, por fin pude abandonar los abarrotados autobuses escolares del campo y disfrutar de la libertad de "Taxi Mami" con mi Yamaha DT50. Mi trayectoria motera me llevó a subirme a muchas motos diferentes: la Virago 535, la VX800, la CBR600, la XVZ13T (la "Yamaha-Goldwing" con el motor V-Max), la F650 y, por último, la 990 Adventure. Sin olvidar la pequeña scooter para la ciudad. De alguna manera, siempre había una moto a mano, nunca tuve la necesidad de tener coche.

En la ciudad, cuando estudiaba en la universidad, tenía cerca una tienda de una cadena que ya no existe. Entonces un compañero me preguntó si quería ir a la fiesta de inauguración de la esquina. "Louis", se llamaba, y tenía pinta de que también era una cadena, así que fuimos a ver qué ofrecían. Nos sorprendió la tienda tan grande, ahora una de las más pequeñas de la empresa, el personal atento y servicial, y la gran gama de productos. Desde entonces tuve claro adónde ir.

Poco más tarde, necesitaba trabajar durante las vacaciones para poner en orden mi economía. Era 1997 y, ¿qué mejor que formar parte del genial equipo de mi tienda favorita? Los horarios eran desenfadados y los miércoles de la semana de prueba mi jefe me preguntaba si ya había echado un vistazo al plan de la semana siguiente. "¿Puedo participar en eso?" - "¡Claro, si tú quieres, sí!" Jerarquías planas y decisiones rápidas.

Ese año se ha convertido en más de veinte, ¡Louis no me dejó marchar! También he podido quitarme el gusanillo de viajar y he ayudado en innumerables tiendas, aprendiendo lo diferentes y a la vez parecidos que somos los moteros a nivel regional. Además, ahora participo en la mayoría de las nuevas aperturas y puedo aprovechar mis destrezas para hacer frente a los retos que no paran de surgir. Porque, a diferencia de las tiendas de saldos, cada tienda de Louis es única.

La moto sigue desempeñando un papel importante, también en mi tiempo libre. Y desde que mi esposa también se ha unido, no tengo problemas para transportar el equipaje. A menudo optamos por la variante de bike & hike: Con la Enduro por el campo todo lo que legalmente esté permitido y a pie a partir de ahí.

Imagen: ©Peter

Hola, soy Sabine.

Ir en moto es para mí sinónimo de libertad. Cuando conduces rodeada de naturaleza por una carretera comarcal, sintiendo la brisa en la cara, sin nada que te rodee, sin cinturón de seguridad, solo tú y tu vehículo, es como si volaras. Te concentras tanto que el resto de pensamientos se desvanece.

#BIKERATHEART me ha acompañado toda la vida porque mi madre y mi padre también se movían en moto. A los 14, tras sacarme el carné de ciclomotor, sembraba el terror en las calles con mi Peugeot Speedfight 2 tuneada.

Después de estas imprudencias juveniles, tuve otros intereses durante mucho tiempo, hasta que acudí por casualidad con un amigo a la Intermot de Colonia cuando tenía 24 años. Una Suzuki GSX-R me conquistó el corazón, me subí y me pregunté por qué no me había sacado el carné de moto todavía. Al día siguiente fui a la autoescuela y me apunté. Mi primera moto fue una Suzuki SV 650. Estaba tan ilusionada con esta nueva afición que no tenía tiempo para nada más. En esos momentos no estaba satisfecha laboralmente y buscaba un nuevo empleo. ¿Y si pudiera combinar la pasión por las motos con el trabajo? Así fue como empecé en el departamento de ventas en Louis. Ahora soy directora de tienda y me enorgullece mi carrera profesional.

La SV 650 llegó rápido a su límite y la cambié por la moto de mis sueños: una GSX-R 750 K9.
Durante 5 años y 65 000 kilómetros fuimos inseparables. Las vacaciones, los entrenamientos en los circuitos, los fines de semana de 1000 km... siempre sobre dos ruedas. Conocí a unos de mis mejores amigos a través de las motos y Louis. La pasión une. Últimamente me he relajado un poco y tengo una Vespa Pk50s, con la que también me gusta ir al trabajo.

Incluso si no tengo tiempo para mi afición, en el trabajo me encuentro con personas que llevan la moto en el corazón a las que puedo asesorar.

Fotografía: ©Sabine

Si crees que lo de las motos me vino de pequeño, te decepcionarías. Las motos eran algo más bien irritante en mi juventud. Películas como "Easy Rider" (recién estrenada en aquella época), Rocker, etc. moldearon la imagen del rockero en moto: unas pintas oscuras con pelo largo.

Todo comenzó a los 12 años más o menos. Al principio leía las ediciones que iban saliendo de MOTORRAD, un amigo la compraba habitualmente, nos reuníamos en su casa y devorábamos la revista. 

Mis primeros intentos sobre dos ruedas comenzaron con un ciclomotor. Que si el permiso, el carné de conducir (entonces no se necesitaba), experiencia conduciendo, el casco... habíamos oído hablar de ello, pero no nos convencía demasiado la idea.

No obstante, fue entretenido. El furor de la velocidad a 30 km/h y la oportunidad de explorar el horizonte (sin fuerza muscular). La movilidad como la conocemos hoy no existía. El transporte público era casi inexistente, los padres no te regalaban un coche por tu cumpleaños y coger un avión... era como volar a la luna.

Entonces llegó el día, mi "vecino rockero" se compró la nueva Z900. Le supliqué hasta que por fin me dejó ir de pasajero. ¡Qué aceleración, qué sonido! Vale, la edad no lo permitía todavía, pero la Zündapp KS 50 WC ya era de culto y trucada también parecía una moto de verdad. Excursiones a zonas desconocidas, hasta el mar Báltico. De repente, se podía conducir por todas partes y en el centro juvenil eras el amo. Éramos semidioses, todos querían subirse, sobre todo las chicas.

Luego vino la lección. No había mucho dinero y era más importante tener coche. Después de estar en el ejército, se reavivó mi pasión y empecé a trabajar en Louis. Lo que iba a ser una situación temporal tuvo sus consecuencias. Pronto llegó la primera moto de verdad, una Yamaha XS 400. Era un sueño, hasta que te dabas cuenta de que no pasaba de 140 km/h. El árbol de levas más puntero apenas aumentó ligeramente la potencia. Así que tuve que hacerme con una moto más grande. Una Honda CB 1100 Super Boldor en rojo, con el asiento blanco. Mejor imposible, era un sueño. Desde el punto de vista actual, claro, porque el chasis era una ruina y a partir de 160 km/h empezaba a desviarse. Después de esa vinieron otras motos, como la Yamaha XJ 900 o la FJ 1200. Durante mucho tiempo pude recurrir a la flota de la empresa. Pero tener tu propia moto mola mucho más. Después llegaron la Suzuki GSX 1400 y la Yamaha XJR 1300. También una Harley, luego una Triumph Tiger Explorer y una BMW R nine T, que sigue funcionando todavía.

Los breves viajes al mar Báltico se convirtieron en excursiones frecuentes. Una vez al año viajamos a las montañas italianas con muchos amigos de toda Alemania y nos movemos en moto una semana entera. La Ruta 66, la Ruta de los Jardines y el evento anual en Mojácar justo después de Navidad y en Nochevieja. 10 días de mucha moto, también en el circuito. ¿Puede el año empezar mejor? Fueron momentos que todavía hoy sigo recordando con mucho cariño. En la actualidad me muevo entre Hamburgo y Rosenheim, donde tengo una carretera de ensueño justo delante de la puerta de casa, que recorro siempre que puedo. Las motos me van a acompañar durante muchísimo tiempo.

Imagen: ©Nico

Mi primera independencia motorizada sobre dos ruedas comenzó con una Vespa ET2 a los 16 años. Definitivamente, no quería una "scooter de plástico". Con 17 años, hice mi primera gran ruta recorriendo 300 km al día, en aquella época con mi Rieju MRT50 Cross. Era como dar la vuelta al mundo a 50 km/h.

En 2011 me mudé a Hamburgo y con mi primer sueldo me matriculé directamente en la autoescuela para sacarme el carnet de moto. Compré mi primera moto en 2012. Una Kawasaki ZR7-S, y la decisión no fue para nada emocional: era la moto en la que había aprendido.

Empecé con las primeras modificaciones y adquirí experiencia como mecánico: cambio de manillar, Stahlflex, cola adaptada, otro faro trasero, intermitentes...

Descubrí el mundo de los encuentros y festivales de moteros y las acampadas en moto. En 2013 realicé la primera gran ruta con mi padre y mi hermano. Atravesamos el Palatinado, los Vosgos, la Selva Negra y rodeamos el lago Constanza.

En 2015 me compré una Kawasaki KLR650 de 1987 para hacer la circular al Mar Báltico. La moto estuvo parada durante 7 años y yo mismo la revisé de arriba abajo después. Aprendí mucho con la ayuda de Youtube y de foros, incluido cómo abrir el motor y cómo cambiar el tensor de la cadena de distribución.

En 2016 tuve mi primer accidente con la ZR7-S, un siniestro total. Cuando aún estaba en el hospital, lo tenía claro: quería seguir montando en moto y me lancé directamente a la búsqueda de una nueva montura. La elegida fue una KTM Superduke 990 de 2007. Esta dos cilindros fue "amor a la primera ruta", ¡qué diferencia con la anterior de 4 cilindros en línea! Además del aspecto, modifiqué la bestia principalmente para hacerla más manejable y adaptarla a mi estatura (1,95 m): chasis, sistema de palancas, tablas de inyección, sistema de escape, etc.

2017: BSC (Circular del Mar Báltico) con la KLR, aprox. 10.000 km por 8 países en 16 días, sin ninguna avería destacable. Pensé para mis adentros "Genial, todo lo que he preparado puede aguantar mucho".

Trabajo en Louis (como propietario del producto en la tienda web) desde mayo de 2018 y he compaginado mi pasión con mi trabajo. Consulto constantemente la tienda online y nuestros productos y me animo a comprar nuevos equipos.

2019: La Superduke la utilicé por primera vez en un viaje largo de 14 días por Alemania, y hacia finales de año adquirí mi primera experiencia con una Suzuki DR250 en viajes guiados todoterreno por Guatemala.

Mi "proyecto coronavirus" fue una Suzuki DR350 inspirada en Guatemala. Llevaba dada de baja 12 años, solo se utilizaba fuera de la carretera y no era apta para circular. La restauré por completo.

En 2020 fui con la KRL a una ruta de cuatro semanas hacia Ucrania. Por culpa del coronavirus, tuvimos que desviarnos en dirección a Croacia poco antes. También fuimos a Eslovenia, Italia y los Alpes.

Lo más destacado en 2021 fue la formación KTM Freeride Offroad del ADAC, así como 3 semanas con la KLR por Holanda, Benelux, Alemania y Suiza por los Alpes hasta Italia.

En 2024 le llegó el turno a África (Ruanda, Uganda, Kenia, Tanzania) con un Haojin Hawk II prestado: 4 semanas y unos 4500 km llenos de nuevas impresiones, interesantes encuentros con personas y animales y más de una reparación improvisada «a la africana».

El motociclismo seguirá siendo con toda probabilidad mi gran pasión. Estoy deseando vivir los próximos proyectos y rutas.

Imágenes: ©Florian

Todo empezó a los 5 años en una Yamaha PW50 y desde entonces nadie ha conseguido bajarme de la moto. Entretanto, llevo más de 27 años practicando motocross. Gracias al deporte he tenido la oportunidad de viajar por todo el mundo. Conocí y valoré a muchos amigos y culturas nuevas.

He competido profesionalmente durante varios años en 25 países y 5 continentes diferentes. Además, entrené a muchos pilotos como preparador y les acompañé en su trayectoria.

2009-2010 Cuando disputaba el campeonato AMA Arenacross en la costa este de Estados Unidos, aproveché el tiempo y recorrí la costa este en autocaravana.

2013-2014 Competí en los Nacionales de Australia y viví cerca de Melbourne.

La época de 2016 a 2018 en la que me desplazaba como entrenador de motocross en África Oriental fue una experiencia especial para mí. Ver cómo la pasión por el motociclismo se ha extendido y crecido allí con los años me impresiona y todavía hoy me llena de emoción.

En la actualidad, me encontrarás dos veces por semana en las pistas de motocross de los alrededores de Hamburgo.

El hecho de que ahora pueda seguir viviendo mi pasión como comprador técnico en el sector del motocross y offroad en Louis, tanto en la pista como en mi trabajo, me hace especialmente feliz. Para mí, el motocross no es solo una afición, es un estilo de vida. El olor a la gasolina de las carreras por la mañana, la libertad de saltar, quedarse hasta tarde en el taller con mi padre o mis amigos... son momentos que formarán siempre parte de mi vida.

Imágenes: ©Kai ©KRS